viernes, 7 de marzo de 2014

Escritura y comunicación

Conocer y manejar con fluidez la palabra escrita, es una función esencial del lenguaje. Las aulas de hoy, virtuales o convencionales, requieren de maestros dúctiles y creativos para favorecer este aprendizaje básico. Resumimos aquí algunas consideraciones básicas de la producción escrita en general y de la literatura en particular.


"Zapatillas, netbooks y libros" del album fotográfico de la Profesora Susana R. González 

La producción escrita 
La enseñanza de la lengua debe darse en situaciones comunicativas, en torno a las actividades que derivan del lenguaje como práctica social, a través del habla oral, de la escucha, la lectura y la escritura. La escritura es un proceso y por lo tanto corresponde a la escuela la función de enseñar a construir sentidos en lo que se escribe. Se asienta en el lenguaje oral pero a diferencia de este, en el acto de comunicación escrita los interlocutores no comparten un espacio temporal por lo cual debe preverse la interpretación que en el diálogo se resuelve directamente en el intercambio hablado. Esto hace que el texto escrito tenga que estar explicitado. El lenguaje que se utiliza es más formal y cuidado, y deben respetarse ciertas consignas gráficas: espacios, pausas, títulos, ortografía, elegir tipos de letras, formatos, subrayados, etc.
Sistematizando los aspectos de la escritura, diremos que en ella hay que considerar el destinatario, el formato, el objetivo, tipo y organización de texto, la forma de enunciación (si es formal o coloquial, si tiene humor o ironía), las explicitaciones. El peso de la rutina en la enseñanza de la escritura, se romperá si el docente puede incorporar estrategias que contemplen la escritura individual, en parejas, en grupo, colectiva de clase; la lectura de la producción escrita y la corrección entre pares, la autocorrección y la corrección modelizada en el pizarrón. Todas estas variables convertirán al proceso de escritura en un encuentro con la palabra y el sujeto: sujeto autor y lector, emisor y receptor de significados. Y el maestro es uno más en ese circuito de circulación de palabra.
Teniendo en cuenta que la escritura de los niños puede ser muy pobre, es conveniente que el docente utilice juegos de expansión de sentido (¿qué otra información puedo dar?¿qué agrego?) y juegos de paráfrasis (¿de qué otro modo puedo decirlo) Este tipo de actividades aumentarán la ejercitación en torno a la propia escritura sin caer en el ejercicio como repetición y esteriotipo.    
La producción escrita abarcará entonces variedad de tipo de textos: elaboración de informes, instructivos, recetas, cartas, actas u otros documentos, entrevistas, artículos, etc. El texto literario será un aspecto más de la lengua escrita pero no el único. Por otro lado,  se acompañará de diferentes propuestas de diseño y presentación del texto lo que incluirá libros, documentos, revistas, folletos, otros y además todas las posibilidades que las nuevas tecnologías ofrecen.


Abordaje de la literatura infantil
La enseñanza de la literatura es una ocasión propicia para el encuentro con los otros, con los autores y con el conocimiento. Propiciar el gusto por la lectura de los autores reconocidos a nivel local, nacional y escritores universales permite aprovechar un aspecto estimulante de la lengua. Sobre la base de la lectura de textos, se podrán realizar numerosas actividades lúdicas de escritura.Se resumen  a continuación, una serie de actividades propuestas y trabajadas en talleres de escritura.
Ø      Organizar la biblioteca de la escuela y del aula.
Ø      Poner un nombre a la biblioteca.
Ø      Disponer del material libremente.
Ø      Llevar los libros a la casa y disfrutarlos.
Ø      Utilizar un sistema de carnet acordado entre docentes y alumnos; e inventar promesas que acompañen el retiro de los libros. Por ejemplo “no romper el libro”, “cuidarlo”, “reponerlo”, “leerlo de a dos”, etc.
Ø   Utilizar un tiempo y un espacio pre-establecido para la lectura y el relato de textos literarios.
Ø      Establecer un ritual (tener un lugar, sentarse sobre almohadones o mantas, etc.)
Ø   Otro ritual puede consistir en empezar el día con un cuento brevísimo, una frase, un poema, una adivinanza.
Ø      Realizar periódicamente tertulias con otros grupos de la escuela, con otras escuelas e incorporar a las familias.
Ø      Llevar estadísticas de los libros más leídos y los que más les gustaron

Como prerrequisitos necesarios, el docente tiene que disfrutar la lectura y la escritura, será ese el primer paso para transmitir una actitud positiva hacia la buena literatura y hacer de la lectura y escritura de textos buenos, una actividad cotidiana e institucionalizada. 





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