"Zapatillas, netbooks y libros" del album fotográfico de la Profesora Susana R. González |
La producción escrita
La enseñanza de la lengua debe darse en situaciones
comunicativas, en torno a las actividades que derivan del lenguaje como
práctica social, a través del habla oral, de la escucha, la lectura y la
escritura. La escritura es un proceso y por lo tanto corresponde a la escuela
la función de enseñar a construir sentidos en lo que se escribe. Se asienta en
el lenguaje oral pero a diferencia de este, en el acto de comunicación escrita
los interlocutores no comparten un espacio temporal por lo cual debe preverse
la interpretación que en el diálogo se resuelve directamente en el intercambio
hablado. Esto hace que el texto escrito tenga que estar explicitado. El
lenguaje que se utiliza es más formal y cuidado, y deben respetarse ciertas
consignas gráficas: espacios, pausas, títulos, ortografía, elegir tipos de
letras, formatos, subrayados, etc.
Sistematizando los aspectos de la escritura, diremos
que en ella hay que considerar el destinatario, el formato, el objetivo, tipo y
organización de texto, la forma de enunciación (si es formal o coloquial, si
tiene humor o ironía), las explicitaciones. El peso de la rutina en la
enseñanza de la escritura, se romperá si el docente puede incorporar
estrategias que contemplen la escritura individual, en parejas, en grupo,
colectiva de clase; la lectura de la producción escrita y la corrección entre
pares, la autocorrección y la corrección modelizada en el pizarrón. Todas estas
variables convertirán al proceso de escritura en un encuentro con la palabra y
el sujeto: sujeto autor y lector, emisor y receptor de significados. Y el
maestro es uno más en ese circuito de circulación de palabra.
Teniendo en cuenta que la escritura de los niños
puede ser muy pobre, es conveniente que el docente utilice juegos de expansión
de sentido (¿qué otra información puedo dar?¿qué agrego?) y juegos de
paráfrasis (¿de qué otro modo puedo decirlo) Este tipo de actividades
aumentarán la ejercitación en torno a la propia escritura sin caer en el
ejercicio como repetición y esteriotipo.
La producción escrita abarcará entonces variedad de
tipo de textos: elaboración de informes, instructivos, recetas, cartas, actas u
otros documentos, entrevistas, artículos, etc. El texto literario será un
aspecto más de la lengua escrita pero no el único. Por otro lado, se acompañará de diferentes propuestas de
diseño y presentación del texto lo que incluirá libros, documentos, revistas,
folletos, otros y además todas las posibilidades que las nuevas tecnologías
ofrecen.
Abordaje
de la literatura infantil
La enseñanza de la literatura es una ocasión
propicia para el encuentro con los otros, con los autores y con el conocimiento.
Propiciar el gusto por la lectura de los autores reconocidos a nivel local,
nacional y escritores universales permite aprovechar un aspecto estimulante de
la lengua. Sobre la base de la lectura de textos, se podrán realizar numerosas
actividades lúdicas de escritura.Se resumen a continuación, una serie de actividades
propuestas y trabajadas en talleres de escritura.
Ø Organizar la biblioteca de
la escuela y del aula.
Ø Poner un nombre a la biblioteca.
Ø Disponer del material
libremente.
Ø Llevar los libros a la casa
y disfrutarlos.
Ø Utilizar un sistema de
carnet acordado entre docentes y alumnos; e inventar promesas que acompañen el
retiro de los libros. Por ejemplo “no romper el libro”, “cuidarlo”,
“reponerlo”, “leerlo de a dos”, etc.
Ø Utilizar un tiempo y un
espacio pre-establecido para la lectura y el relato de textos literarios.
Ø Establecer un ritual (tener
un lugar, sentarse sobre almohadones o mantas, etc.)
Ø Otro ritual puede consistir
en empezar el día con un cuento brevísimo, una frase, un poema, una adivinanza.
Ø Realizar periódicamente
tertulias con otros grupos de la escuela, con otras escuelas e incorporar a las
familias.
Ø Llevar estadísticas de los
libros más leídos y los que más les gustaron
Como prerrequisitos necesarios, el docente tiene que disfrutar la lectura y la escritura, será ese el primer paso para transmitir una actitud
positiva hacia la buena literatura y hacer de la lectura y escritura de textos buenos, una actividad cotidiana e institucionalizada.
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