domingo, 28 de junio de 2015

Sembrar libros

Con nuestros equipos realizamos diferentes actividades para promover el hábito de la lectura. Resumimos aquí algunas consideraciones sobre la importancia del uso del libro como recurso educativo y las características que se deben tener en cuenta en la selección de los mismos. Además proporcionamos una síntesis de una de esas actividades de promoción de lectura: "Siembra de libros".



Por qué los libros
Los libros siguen siendo el material con mayor legitimidad en los ámbitos educativos. Se discute mucho la conveniencia o no utilizar  uno para toda la clase, se trate del libro de lectura o de textos para el aprendizaje de las distintas asignaturas. Es una herramienta propia de la vida escolar, ligada a las definiciones político-ideológicas , aunque no siempre se lo explicite. Partamos de la base de que la educación depende del proyecto de país que las clases dirigentes intentan desarrollar. Los libros de texto, su selección y modalidad de empleo, no escapan a esta lógica.
Durante el siglo XIX, que la educación cumplió una función más política que económica, los libros de texto constituyeron un instrumento importantísimo para la inculcación de un modo de pensar. Tanto fue así que el contenido de los libros de lectura para la escuela primaria era francamente político. Más aún, como bien lo analiza Tedesco (2003)[1], gran parte de los libros de texto difundidos en las escuelas eran de autoría de los mismos dirigentes políticos de esa época: Sarmiento, Marcos Sastre, Juan María Gutiérrez, escribieron libros escolares.
En la última década del Siglo XX, los libros de texto han respondido a la lógica del mercado, afín con políticas neoliberales. La libertad de elegir texto, significó en realidad la influencia del mercado editorial, la puja de intereses económicos, privados y privatistas que impusieron una línea ideológico-pragmática en función de los principios que imponía la primacía del mercado sobre potenciales consumidores. Merece citarse como ejemplo de esta abierta definición político-educativa, un texto aparecido en esos años, “El libro anteojito de la Globalización” que, según describe Corbiere (1999)[2] “canta loas a la economía de mercado y a las presuntas bondades del capitalismo.”(p.10)
En el medio, la educación formal prescribió, proscribió, criticó, escondió, ocultó o enalteció textos. Unos desde el oscurantismo dictatorial ordenaron cerradamente qué leer y qué quemar. Otros desde la pedagogía crítica optaron por la libre elección de los libros y la multiplicidad de portadores de textos.
Actualmente se reconoce la importancia de los libros de lectura y defendemos las ventajas de su utilización por su condición de herramienta útil al docente y al alumno. Es el principal sistema de conocimiento organizado de una sociedad, conocimiento concebido como patrimonio cultural heredado y que se decide transmitir a las nuevas generaciones. Como material curricular representa un espacio de concreción y entrecruzamiento entre el diseño –en términos de intencionalidad y objetivos- y la práctica. También permite democratizar la cultura en el sentido de que amplía las posibilidades de que todos los alumnos tengan acceso a los mismos conocimientos en un intento de equiparar oportunidades, siempre y cuando se arbitren los modos para que todos los alumnos o escuelas cuenten con los textos necesarios.
El docente debe recurrir también a otros materiales curriculares o si quiere, puede elaborar sus propios materiales, como complemento de un libro de lectura común. En este sentido, cada docente debe ser crítico del material que va a utilizar y además, debe asumir la responsabilidad de utilizar ciertos materiales, con una visión crítica y reflexiva para que no se vuelva un mero ejecutor de lo que dice el libro de texto.
En cuanto a los ejes por los que pasará la selección del libro, mencionaremos algunos que nos parecen básicos:
  •      Contenidos que transmite. Hay valores universales que no pueden soslayarse en un proyecto de comunidad pluralista: priorización de la vida y la paz, solidaridad y cooperación, multiculturalismo, igualdad de derechos, derechos humanos, diversidad, discriminación, tolerancia. En este punto es conveniente recordar que el análisis del contenido debe ser pormenorizado para evaluar adecuadamente el mismo. 
  •      Transposición de los contenidos. El libro de  texto deberá ser valorado en función de cómo se produce la intermediación entre el contenido científico y el contenido escolar y el grado de reduccionismo o mediación concreta que realiza el autor.
  •       Capacidad para la comprensión. Otro aspecto importante es analizar si está escrito de un modo que facilite su comprensión. Este punto tendrá que ver con las formas de lenguaje que adopte pero también con otros recursos a los que apele el autor, no sólo para facilitar su lectura sino también para motivar a ella.
  •       Utilización de recursos o ayudas de texto. Permiten optimizar el mensaje por un lado, y por otro, plantear el texto desde un criterio totalizador que apunte a las distintas vías de acceso en la recepción del mensaje que se ponen en funcionamiento para captar el mundo.  Se tendrá en cuenta el uso de la estructura, la diagramación, la reexaltación de títulos, la ilustración; se trata de pensar cuánto aporta el diseño, la tipografía, las imágenes, etc.
  •       Competencias que promueve. Es necesario tener en cuenta, la multiplicidad de competencias que pudieran provocar los textos, en razón de la formación integral y que enunciamos en otro apartado de este mismo trabajo: cognitivas, prácticas, éticas, estéticas, grupales, sociales, históricas.

Poner en contacto con libros, es fundamental en la escuela. “Los docentes son esenciales en la construcción de las historias lectoras de sus alumnos... Docentes que dejan huella, marcas en la vida lectora. Docentes que, más allá de enseñar a leer, se proponen formar lectores.” ( http://abc.gov.ar/Docentes/capacitaciondocente/laescuelaleemas/default.cfm  Programa la Escuela lee más)
Desde los primeros niveles el  alumno deberá relacionarse con autores reconocidos y con obras valiosas.  También con el diario, revistas de actualidad científica, otras revistas, documentos. Estos materiales se utilizarán no sólo para lengua y comunicación sino también para  las demás materias de estudio.

Siembra de libros
Con el objetivo de acercar los libros a toda la comunidad, en cada cambio de estación del año realizamos una siembra que consiste en preparar libros y dejarlos en espacios públicos con la consigna "Llevar, leer y pasarlo". Utilizamos distintas formas de comunicación y promoción de la campaña, especialmente las redes sociales y el trabajo directo en distintas instituciones o  grupos de estudiantes (primarios, secundarios y hasta jardines de infantes). Actuamos conjuntamente con Centros Culturales y distintos movimientos en una etapa previa para conseguir donaciones de libros. Invitamos además a apoyar la campaña individualmente si lo desean. Con el tiempo se van sumando centros de estudiantes y otras instituciones que salen en grupo a dejar los libros en parques, plazas, comercios, etc. Los medios de comunicación acompañan la propuesta. 
En la foto podemos observar un grupo de niños de un CAI (Centro de Atención Infantil) que se sumó a la propuesta y que una vez que juntaron libros, le pusieron la leyenda de la Siembra y salieron a dejarlos en puntos estratégicos del barrio donde funcionan.


[1] Corbière Emilio J. (1999) “Mamá me mima, Evita me ama. La educación argentina en la encrucijada” Buenos Aires, Sudamericana.

[2] Tedesco, Juan Carlos.(2003) En “Educación y sociedad en la Argentina (1810-1945)”. Buenos Aires, Siglo Veintiuno

jueves, 11 de junio de 2015

Observar para conocer

Se plantean aquí los beneficios de la observación como modalidad para evaluar tanto al alumno como el proceso. Aplicar la mirada en algunos aspectos, en forma equilibrada y atendiendo a distintas variables, permitirá valorar distintas hipótesis evitando la distorsión del análisis que realicemos.



"Distorsión", fotografía de cuadro sobre el que se produce una distorsión por lentes 

La observación. 
Es uno de los instrumentos más valiosos en la evaluación del alumno y de la práctica escolar. Permite investigar, descubrir, preguntar y preguntarse, para conocer y comprender el proceso de aprendizaje del niño.  Implica en primer término observar, ser testigo de lo que se ve y se escucha y ser respetuoso de ello. En segundo término, implica observarse, reconocer y hasta registrar el sentir que produce la relación con el otro, sujeto-alumno, en el hecho educativo. El material que se obtiene, será re-elaborado por el propio docente observador o algún otro miembro del equipo, para diseñar o reajustar estrategias de abordaje a partir de un campo de inferencias, asociaciones e hipótesis que genera la observación. Es importante dejar hacer o hablar al niño, no agotar ni desviar nada y a la vez buscar algo preciso a partir de las hipótesis que suscite el propio proceso de observación. El procedimiento de la indagación programada, consta de cuatro momentos. El primero corresponde a la observación de conductas espontáneas; en las cuales los hechos permanecen dependiendo de la acción. El segundo es aquel en el que el observador introduce variables que va controlando experimentalmente. En este momento se provoca la conducta a través de situaciones variadas que se reiteran varias veces y se registran. Las repeticiones permitirán confirmar o no las hipótesis que el profesional se haya planteado previamente. Será necesario también comprobar si, de producirse modificaciones en las conductas del niño, estas son estables por lo cual se cambia el hecho o el objetivo de la observación, dando así lugar al tercer momento. Y el cuarto momento plantea una nueva situación experimental en la que se modifican otros aspectos de la experiencia, introduciendo distintas variables en la observación.
La información que se obtiene de la observación directa del alumno, será complementada con información sobre el comportamiento del niño en el marco familiar y en la relación con otras personas implicadas en la vida cotidiana. Teniendo en cuenta que la recogida de datos la realiza un ser humano, no podemos menos que contemplar el carácter subjetivo que introduce y consecuentemente, posibilidades de error que contaminan los resultados del proceso. Aún así, la diversidad de fuentes de información (padres, maestros, otros) permitirá achicar dichos márgenes de error.                                                                                                                                                                     
Conclusiones                                                                                 
Si educar es problematizar, evaluar es problematizar la práctica escolar. Mediante la evaluación es posible construir conocimiento sobre el propio proceso de enseñar y de aprender; en una espiral de formulación y reformulación de hipótesis. Ese conocimiento acerca del proceso de aprendizaje se llama metacognición y consiste en aquello que nos permite saber cómo aprendemos mejor; tomar conciencia de cómo funciona nuestro conocimiento, cómo aprendemos mejor, qué recorridos mentales hacemos. Aporta resultados positivos en la medida que se detecten las estrategias idóneas para cada situación.

Para reflexionar
¿Se utiliza la observación como fuente de evaluación tanto para el alumno como el docente? ¿Se trabaja sobre hipótesis y variables que permitan efectuar un análisis integral de cada situación? ¿Se tiene en cuenta el aporte de otros actores importantes en la vida del niño, tales como los padres u otros referentes vinculares?