domingo, 3 de agosto de 2014

La educación colonizada

¿La educación está colonizada? ¿Es posible deconstruir el pensamiento hegemónico que determinan los centros de poder? ¿La información y formación de los maestros y los alumnos está contaminada por un discurso único que licua las posibilidades de transformar?  Analizaremos brevemente un aspecto ineludible en la educación actual, influida por el auge digital.


 El Museo Guggenheim de BilbaoEspaña, de Frank Gehry, uno de los edificios más espectaculares del deconstructivismo arquitectónico que nació a finales de la década de 1980


El pensamiento hegemónico
Como educadores estamos comprometidos en una lucha de significados pero solamente algunos de ellos son considerados legítimos; sólo son transmitidas algunas formas de comprender el mundo. No se trata de un conocimiento o una interpretación que suceden naturalmente; ocurre que la sociedad está constituida  de tal forma que únicamente los significados dominantes  tienen más posibilidades de circular y ser transmitidos; aún cuando en algún punto sean cuestionados, resistidos y posiblemente transformados. Es sin embargo la cultura hegemónica, instituida desde cualquiera de los círculos del poder (económico, académico u otros) la que tiene más factibilidad de ser conocida y aceptada.
La producción de cultura es un proceso dinámico de carácter social, constituidos por todos los significados sobre el yo y las relaciones sociales, discursos y textos que ejercen papeles culturales y que circulan especialmente si están relacionados con el sistema social dominante. Todo sistema social necesita de un sistema cultural  que proporcione significaciones y que sirva para mantenerlo o desestabilizarlo, según el caso.  Por esa razón cultura y significados son inherentemente políticos.
La cultura hegemónica actual es la del capitalismo blanco y patriarcal. Es la cultura de la “blanquedad”, por la cual cualquier matiz de color refiere al Otro. La voz predominante de los que dominan induce a la incorporación, al dominio, la coerción y silencian la voz de quienes no representan esa cultura hegemónica. La “blanquedad” es la metáfora del privilegio, de la pertenencia y el acto de elegir a partir del “sentido común” que instala la voz del poder.
La voz del poder en este mundo globalizado actualmente la detentan los medios de comunicación de masas. En ese sentido, reviste un gran peligro que las empresas mediáticas conformen grupos financieros que en su seno reúnen “todos los medios de comunicación tradicionales (prensa, radio, televisión), pero además a todas las actividades de lo que podríamos denominar los sectores de la cultura de masas, de la comunicación y la información. Estas tres esferas antes eran autónomas: por un lado, la cultura de masas con su lógica comercial, sus creaciones populares, sus objetivos esencialmente mercantiles; por el otro, la comunicación, en el sentido publicitario, el marketing, la propaganda, la retórica de la persuasión; y finalmente, la información con sus agencias de noticias, los boletines de radio o televisión, la prensa, los canales de información continua, en suma, el universo de todos los periodismos.” (Ramonet, El quinto poder). Precisamente su poder reside en que se ocupan de todo lo que refiere a la escritura, a la imagen, al sonido, y lo difunden por todos los canales posibles: prensa escrita, radio, televisión de aire, cable o satelital; vía Internet y redes digitales. Tienen además los agravantes de sus ramificaciones financieras, globales, a escala planetaria y que en nombre de la libertad de expresión condicionan las democracias, la formación de la ciudadanía y los contenidos del saber que se transmite.
En esta lógica queda atrapada la educación ya que los propios profesores, están influidos por este entramado, esta visión cultural hegemónica que construyen los medios que concentran toda la información con la que se informa y forma. Hacerlo dentro de un pensamiento complejo, crítico y contrahegemónico, o que por lo menos contemple la perspectiva contrahegemónica,  requiere de un esfuerzo e interés analítico individual y/o de grupo, que pueda deconstruir la cultura instituída por el discurso del poder.
Los contenidos escolares sobre los acontecimientos históricos de nuestro país es un ejemplo de cómo perduran concepciones instaladas desde el relato hegemónico del poder, a veces simplificados, otras tergiversados o con interpretaciones sesgadas que hacen necesario la lectura de diferentes fuentes y versiones para construir un conocimiento más profundo y veraz de los hechos. La historia oficial argentina que nos enseñaron y aún enseñan algunos docentes, atribuye el alejamiento de San Martín de la causa revolucionaria, a que delegó en Bolívar la continuidad de la misma. Otra perspectiva de la historia indica que en realidad, el patriota tenía interés (al igual que Belgrano) en sostener la causa revolucionaria y fundar una patria soberana y republicana pero fueron los políticos instalados en Buenos Aires, que respondiendo a intereses agroportuarios antagónicos,  los obligaron a abandonar la lucha por la liberación del pueblo, dejándolos sin recursos económicos. Porque tenían intereses financieros, frustraron la causa revolucionaria; sin embargo el relato mitrista, que constituía el sector dominante, cambió la relación causa y efecto. Aún hoy persiste ese relato histórico que acuñó el poder;  el mismo poder que sobrevive hasta el presente.
El uso cada vez más difundido de los buscadores de Internet para investigar los temas escolares, requiere de una gran capacidad de pensamiento crítico que permita alterar el orden de las fuentes que proporcionan esos buscadores, los cuales dan prioridad a los sitios que expresan la ideología precisamente dominante y combinar las mismas con la multiplicidad de otras fuentes y otras propuestas de indagación sobre cualquier tema. El reduccionismo con el que se abordan a través de Internet algunos contenidos, sitúa al docente en un lugar preponderante como mediador entre los alumnos, el conocimiento y los medios; pero para que esto sea positivo debe también él sustraerse de la facilidad simplista con que circula la información.
Es fundamental la validez de la información que se obtiene de Internet (de cualquier otra fuente también por supuesto) tanto para alumnos como para los docentes. Especialmente para los docentes que tienen la función de mediar entre el sujeto que aprende y el objeto de conocimiento, entre los alumnos y la cultura.
Validez de los contenidos
Desde un criterio didáctico, hay tres aspectos centrales a tener en cuenta al momento de validar los contenidos que se obtienen en la web:
El autor. Es quizá el factor determinante para validar la información obtenida en la red. En este sentido es necesario preguntarse quién lo ha escrito, qué trayectoria profesional tiene el autor (¿bloguero, científico, investigador, profesor, periodista, especialista?) y a qué línea de pensamiento remite porque ello nos permitirá buscar otros autores con los cuales cotejar la información. No siempre es posible tener esa información de primera mano pero a veces es posible encontrar referencia a través de otros autores reconocidos que dan cuenta de la fiabilidad del contenido encontrado.
Exactitud y verificación de los detalles de la información. Este aspecto es muy importante para garantizar validez, especialmente cuando nos encontremos con un autor desconocido o que no haya publicado nunca en el mundo de la publicación reglada (libros, revistas científicas, etc.). Los criterios a tener en cuenta para realizar la valoración son: la explicación del método de obtención de la información (en caso de estudios sobre experimentaciones) o incorporación de todas las fuentes de las que ha sacado la información y la retroalimentación o feedback que ha tenido dicho artículo, trabajo, proyecto o investigación por parte de autoridades sobre el tema, los que le otorgarán la cualidad de "exacto" y "verificado".  
La vigencia. Se refiere al momento de la publicación. La posibilidad de consultar la fecha de publicación de una información es imprescindible para evaluar esta como fiable, puesto que esto nos permitirá descartar información que pueda llegar a ser o considerarse obsoleta y usar la más actualizada. Esto también nos permitirá descubrir montajes de fotos e información que no son coincidentes, trasvasamientos de espacios y tiempos en datos e imágenes con intenciones de construir determinada opinión y conocimiento, con fines manipulativos.
Conclusiones
La manera en que se aborda el trabajo docente individualmente y en equipo, son cuestiones prácticas y centrales en esta función de enseñar y aprender. La postura del profesor frente al conocimiento y la cultura, su rol como mediador entre estos y el sujeto que aprende, lo convierten en un actor esencial de la descolonización educativa. Poder comprender al conocimiento y a los saberes que prioriza el discurso hegemónico, poder deconstruir ese entramado y transitar posturas diferentes, pluralistas y hasta contrahegemónicas  son el camino para transformar la educación y producir rupturas especialmente en las posturas sobre las relaciones de poder con las que se concibe el mundo. 
Esto es una posibilidad y puede ser viable, en la medida en que ponga deseo, voluntad y esfuerzo en la realidad por conocer y comprender. También en la medida en que la propia experiencia docente, pueda ser elucidada, interrogada y transmitida.
Para salir del sopor de una educación colonizada, hay que profundizar el saber sobre la práctica. Se trata de un campo en el que el terreno es movedizo, y las teorías e interpretaciones complejas pero si no lo hacemos sólo nos queda gozar  o sufrir por lo que no logramos, sin siquiera procesarlo y crecer profesionalmente. El acceso al conocimiento sobre la institución y la práctica profesional se verá dificultado en un comienzo por condiciones naturales que aparecen como respuesta defensiva a la autoevaluación: la negación y resistencia conscientes o inconscientes; los efectos de la implicación no regulada frente al compromiso emocional que conmueve nuestros vínculos y la complejidad generada por la multiplicidad de significaciones frente a la interpretación y comprensión de los hechos y situaciones. Aún así, cada hecho educativo, necesita ser analizado en los distintos ámbitos de expresión personal, grupal, interpersonal, organizacional, comunitario, en relación a una trama de significaciones que merecen ser develadas a la luz de sus sentidos universales y sociohistóricos.
En educación, nada más importante que preguntarse a qué grupos pertenecen las comprensiones puestas en circulación, qué sabemos al respecto y cuál es nuestra propia ubicación en un sistema local e internacional de relaciones económicas, sociales y culturales que produce determinadas condiciones y saberes.