Realizaremos un breve análisis del concepto de resiliencia, desde una perspectiva contextual, teniendo en cuenta un aspecto fundamental para el crecimiento institucional que es su carácter de construcción colectiva.
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"Trayectoria Vital II", Escher, grabado en madera, 1958 |
Resiliencia en contexto
La resiliencia es esa condición personal constituída por factores
protectores individuales y ambientales que ante una situación de adversidad o
dolor, permite reinstalar el equilibrio. Si el individuo, los grupos o las
instituciones cuentan con suficiente protección, podrán adaptarse a la
dificultad sin experimentar una ruptura significativa. Podrán volver a su estado de equilibrio y hasta avanzar
hacia un mayor nivel de resiliencia y fortaleza que permitan apelar a nuevos
mecanismos de defensa. A veces la genética y la biología parecen poner límites
a lo posible, sin embargo hay espacio para el manejo de la libertad y para el
uso de estrategias que pongan en funcionamiento recursos profesionales y
personales. Desde este punto de vista, la resiliencia es producto de la
interrelación entre el individuo y su entorno, entre las huellas de sus
experiencias anteriores y el contexto presente, contexto humano, político,
social o económico.
Consideraremos los pasos 1 a
3 referidos a mitigar factores de riesgo
1- Enriquecer los vínculos: implica fortalecer las relaciones
entre individuos, grupos o instituciones y el diálogo entre ellos.
2-Fijar límites claros y firmes. Responde a la necesidad de
establecer políticas y explicitar
expectativas y/o acuerdos que fijen reglas de juego claras para la institución
y la comunidad educativa y cada uno de sus miembros.
3-Enseñar habilidades para la vida. Implica crear condiciones
para participar y desempeñarse personal y socialmente. Incluyen cooperación,
resolución de conflictos, estrategas de resistencia y asertividad, destrezas
comunicaciones, habilidad para resolver problemáticas, etc.
Y los pasos 4 a 6 que aportan condiciones adicionales para construir resiliencia.
1-Brindar afecto y apoyo. Consiste en constituir un clima
afectivo, de respeto, de respaldo y confianza permanentes.
2-Establecer y transmitir expectativas elevadas. Si bien lo que
se espera del otro ha de ser realista, también debe ser de confianza en las
posibilidades de mayor realización. Esto en relación a todos los actores de la
comunidad educativa: alumnos, padres, docentes. Debe confiarse en sus
posibilidades y valorar a quienes se esfuerzan.
3-Brindar oportunidades de participación significativas.
Favorecer la co-responsabilidad de todos (directivos, equipo técnico, docentes, padres, alumnos, otros miembros de la comunidad educativa); reforzar las relaciones dialógicas que permitan
opinar y decidir acerca del mismo
proceso educativo en cada una de sus etapas: diagnóstico, programación, ejecución y evaluación.
La resiliencia entonces, surge de la relación entre factores de riesgo y factores de protección.
La memoria colectiva actúa como rasgo protector de las comunidades. Rememorar sucesos a través del relato colectivo, sirve para mantener la pertenencia en una colectividad y producir contención afectiva a y de sus miembros. Por eso tan importante sostener los relatos de las instituciones educativas y familiares, poder reconstruirlos en el tiempo.
Para analizar en
grupo la construcción de resiliencia se podrán realizar sesiones de SMR
(Situación-Meta-Rumbo). Esta técnica permite esclarecer problemas, obstáculos y facilitadores, metas a
alcanzar y estrategias para lograrlos. Consiste en percibir una situación
presente concreta (S); plantearse objetivos o metas (M) y establecer un rumbo ®
mediante acciones que permitan pasar de la situación actual a la que se aspira
o propone.
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