domingo, 16 de septiembre de 2012

TEXTO Y CONTEXTO



Educar en contexto implica convertir el contexto en texto. Texto a descubrir, a conocer, a cotejar, a criticar, a comprender.  En estas líneas, algunas ideas sobre los aspectos a tener en cuenta en una escuela inclusiva.



(Texto Cívico. Pintura de Xul Solar)


                        Decisiones pedagógico-didácticas
            
La flexibilidad con que se organice el contexto escolar influye en las posibilidades de inclusión. Es el ambiente, el contexto del aula y de la escuela, el que produce cambios en el sujeto a educar, al estimular determinadas formas de estructuración cognitiva y favorecer los procesos de construcción de los conocimientos. Las instituciones de modalidad progresiva en su funcionamiento favorecen los procesos de integración escolar: trabajan con la totalidad de las situaciones, se animan a experimentar, investigar nuevos enfoques y reflexionar sobre los propios procesos de conocimiento. El aula se convierte en un verdadero foro de intercambios simbólicos, en los que el maestro ofrece los instrumentos culturales más explicativos, heterogéneos y comprensivos; programados con relación a procesos fundamentales para el desarrollo de competencias sociales. Esto es, aprender a aprender; metacognición, afianzamiento de estructuras de comprensión, solución de problemas y capacidad para planificar y codificar la información.
El aula que favorece la inclusión, será un lugar en el que el cruce de culturas y subjetividades, habilite el encuentro con el otro y abra márgenes para conocer, probar, descubrir, crecer y trazar acuerdos. La organización del espacio aúlico y exterior (patios, excursiones, visitas guiadas, etc.) constituirán un entorno educativo que favorezca la zona de desarrollo próxima en la que cada alumno aprende con los demás, en pequeños y grandes grupos, mediante la utilización de tutores pares o adultos y en interacción con símbolos, personas, recursos, artefactos, tecnología. A tal efecto, resulta positivo que el docente modifique su mapa cognitivo del aula (esa especie de microconstrucciones que tiene el docente en su mente para ahorrar enegía y que lo lleva a ubicar por ejemplo a los alumnos en determinado lugar en función de premisas preestablecidas: si hablan mucho, si saben poco, etc.). Para esto, ha de procesar creativamente la información que posee de la clase y el aula y producir nuevos programas contextualizándolos en el espacio ecológico y proporcionando nuevas redes de significados al fluir cambiante del mundo escolar. También la incorporación de la tecnología como instrumento de accesibilidad. En los casos de discapacidades motoras o sensoriales, las adaptaciones tecnológicas permitirán utilizar la parte menos afectada del cuerpo y suman un amplio campo comunicacional y de interacción con los otros y con el conocimiento. Es preciso aportar diversidad de recursos y técnicas para recuperar la motivación y las posibilidades en el aprendizaje: aprendizaje significativo, mapas conceptuales, resolución de problemas, aprendizaje por comprensión, investigación de tópicos, estudio de casos (microsociales;  relacionados con el yo; mesosociales: relacionados con lo próximo y macrosociales: relacionados con espacios más amplios), experiencias de simulación que se refieren a estrategias que potencian el conocimiento cercano a la vida real y su utilización activa en situaciones cotidianas.






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